Hilos de Plata
¿Crees que ya lo leíste todo? Una historia donde el alma está en juego ¿Te atreverias a entrar? ¿Vida o inmortalidad? Una carrera a través de un mundo del que pocos han regresado. ¿Aceptarías riqueza, belleza y poder... a cambio de tu alma? Hilos de Plata, una novela que no podrás olvidar en la que no hay muerte, solo vida. Y una existencia completa y sin interrupciones… Parece una decisión fácil. Podría serlo, pero hay muchos hilos atándote a este mundo ¿Serías capaz de cortarlos todos?
sábado, 4 de junio de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
Capítulo II ''Imprevisto''
Capítulo II ''Imprevisto''
El trayecto hasta mi casa fue silencioso, el único sonido que se escuchaba era el de las ruedas sobre el pavimento y el de la radio desintonizada lo que torno el ambiente un poco incomodo dentro de la cabina. Frenamos justo al frente de mi casa, abrí la puerta del copiloto e intente bajar pero no pude, había olvidado que todavía tenia puesto el cinturón de seguridad, Alecc rió por lo bajo y yo lo fulmine con la mirada. desabroche el cinturón y baje dando tumbos. Aun estaba algo desorientada por el alcohol en mi sangre cerré la puerta de un golpe y a regaña dientes dije:
— Gracias.
Giré rápidamente, ya no quería ver mas el rostro de Alecc por el día de hoy me dirigí hacia la puerta y recordé que había dejado las llaves sobre la mesa de noche de Ashley pero ya era demasiado tarde, o muy temprano para volver a buscarlas y decidí usar la llave de repuesto que guardamos bajo la alfombra de la puerta trasera. Rodee la casa por el jardín y abrí la puerta lo mas sigilosamente posible; justo en ese momento escuche la corneta de la lujosa camioneta y maldije por lo bajo, después de mi discusión con Alecc lo que menos quería era despertar a mi madre de mal humor.
Subí las escaleras como pude pero sin ruido alguno, vacile al abrir la puerta de mi habitación que siempre chillaba debido a que las bisagras llevan toda una vida oxidadas pero afortunadamente no emitió el delatador sonido, al pasar el umbral de la puerta me asome a la ventana, la señal de costumbre de que todo estaba bien y Alecc podía marcharse, arranco y justo al doblar la esquina vi el humo salir de las ruedas de su camioneta con el sonido escalofriante de su rechinar con el pavimento.
— Hombres...
Me tendí sobre la cama y justo al momento en que mi mejilla tocó la almohada no supe mas de mi.
Pensé que perdería la voz luego de aquel desgarrador chillido. El terror y la ansiedad recorrieron todo mi intangible espíritu durante aquel segundo infinito. Mi cuerpo, estaba observando mi cuerpo reposar inmóvil a escasos centímetros de mí, mientras yo me encontraba flotando como bruma inmaterial. Aquella visión solo podía significar una cosa; había muerto. Ahora era tan sólo un alma en pena, un espíritu condenado a vagar eternamente, alejada del cielo y Dios. Pero ¿Cómo había muerto? Lo único que recordaba era aquella pelea con Alecc luego de la fiesta y mi posterior llegada a casa, cuando me dispuse a dormir. ¿Acaso había muerto mientras dormía?
En éste momento comencé a llorar y gritar como una desquiciada, deseando con todas mis fuerzas que aún hubiese salvación para mí. Que esto solo fuese un extraño sueño y luego de unos minutos regresara a mi cuerpo. Pero todo seguía igual, los segundos pasaban como siempre mientras lloraba desconsolada mi propia muerte; hasta que mi hermana Trisha entró en la habitación, dando pequeños saltos y con una enorme sonrisa en su rostro.
— ¡Susan, ya me voy! ¿No te despedirás de mí?
Aún llorando contemplé a la pequeña hablando a aquel cuerpo frío y vacío; cuando repentinamente vi a mi cuerpo moverse. Mi pecho se alzó levemente y luego de unos segundos observando comprendí que aún estaba respirando y eso sólo podía significar una cosa, aún estaba viva. De alguna manera, mi cuerpo y mi alma se había separado; pero todavía podía volver, aún tenía esperanzas. Trisha se acercó a mí cuerpo y luego de un enorme abrazo que yo ni siquiera pude apreciar, depósito un beso en mi frente y dando saltitos de nuevo, salió de mi habitación.
La angustia y preocupación se encontraban en aumento, no había sentido nada cuando Trisha se acercó a mi cuerpo y cuando traspasó mi inmaterial espíritu ella tampoco pareció sentirlo. Sin lugar a dudas, fuera de mi cuerpo era totalmente invisible.
Ocupé el lugar de mi cuerpo, esperé unos segundos, pero seguía sin lograr integrarme a él. Cansada y derrotada, salí de la habitación mientras pensaba en alguna idea. Era extrañamente cómodo ser intangible, atravesaba paredes, era ligera como el viento y, a pesar de no tener cuerpo, me sentía aún cálida y esponjosa. Luego de muchas vueltas por la casa, me derrumbé en la cama de mi madre, a un lado de ella. Repentinamente, observé una sombra junto al marco de la puerta, ésta se detuvo allí un momento y luego de unos segundos cruzó velozmente la distancia de la puerta hasta la ventana y desapareció. Movida por la curiosidad y un poco de terror, salí disparada tras ella, olvidando por un momento mi situación.
Una vez fuera de la ventana me paralicé un momento mientras contemplaba lo perfecto que veía todo. El cielo lucía profundo, el suelo más verde de lo humanamente posible e incluso las partículas de polvo en el aire eran visibles. Todo era tan vivo que aturdía un poco la vista. Observé a mí alrededor y encontré a la sombra de hace segundos, que ahora se encontraba sentada sobre la azotea de un edificio cercano. Dudé si debía seguirla o no y mientras lo hacía, ella giró en mi dirección y con una velocidad inimaginable se situó frente a mí.
Todo sucedió tan rápido que ahora parece confuso. No tuve tiempo de hablar, tan sólo pude contemplar su rostro un segundo, pero no tengo dudas. Era él, aquél hombre de ojos miel era…
lunes, 16 de mayo de 2011
Capitulo I ''La primera vez''
Capitulo I ''La primera vez''
No debí tomar tanto vodka, estoy realmente mareada. Creo que debería recostarme un momento.
Cerré los ojos un instante y me sentí observada, pero estaba tan mareada que no le di importancia, entonces, una mano se posó sobre mi hombro.
No debí tomar tanto vodka, estoy realmente mareada. Creo que debería recostarme un momento.
Cerré los ojos un instante y me sentí observada, pero estaba tan mareada que no le di importancia, entonces, una mano se posó sobre mi hombro.
— Su ¿Te encuentras bien?
— Si, solo estoy un poco mareada.
— Si quieres puedes subir a la habitación de Ashley, la fiesta solo está empezando y tu no estas nada bien.
Me habría gustado decirle que no, pero realmente necesitaba dormir. Mientras subía dando tumbos las escaleras Alecc sonreía de manera traviesa.
Me senté en la cama de Ashley y sonriendo recostado al marco de la puerta Alecc dijo:
— Susan Grey ¿cuándo aprenderás a no sobrepasarte con la bebida?
— Solo quería divertirme.
— Excederte con el alcohol no ayudara.
— ¿Me esta dando un consejo Alecc Tompsom? el chico malo a quien lo único que le importa es el mismo.
Alecc se marchó y yo poco a poco fui quedándome dormida. Aunque por ratos me despertaba tratando de levantarme y volver a la fiesta, pero todo volvía a darme vueltas y caía rendida sobre la cama. Poco después de dos horas por fin me sentí un poco mejor, así que me levanté y corrí a las escaleras deseando que la fiesta aún no estuviese por terminar.
En el pasillo entre la habitación de Ashley y las escaleras se encontraban Mike y Rose; obstaculizando por completo mi paso hacia el primer piso, en un encuentro mucho más que amistoso.
— Eh… Disculpen. ¿Podrían dejarme pasar?
Parecía que estaba hablando con el aire, no importaba cuántas veces hablara o que tan alto lo hiciera, seguían ignorándome. Unos minutos después Rose recibió una llamada y por fin se apartaron de mi camino. Bajé las escaleras un poco enojada pero mientras lo hacía me percate del volumen de la música y la cantidad de ruido y me alegre al ver que la fiesta aún no había acabado; la primera persona a la que vi fue a Alecc, que se encontraba cerca de la puerta bailando con una de sus tantas novias. Luego visualicé a Roger que se encontraba solo, sentado junto a las bebidas. Tomé un vaso con agua y me senté a su lado.
En el pasillo entre la habitación de Ashley y las escaleras se encontraban Mike y Rose; obstaculizando por completo mi paso hacia el primer piso, en un encuentro mucho más que amistoso.
— Eh… Disculpen. ¿Podrían dejarme pasar?
Parecía que estaba hablando con el aire, no importaba cuántas veces hablara o que tan alto lo hiciera, seguían ignorándome. Unos minutos después Rose recibió una llamada y por fin se apartaron de mi camino. Bajé las escaleras un poco enojada pero mientras lo hacía me percate del volumen de la música y la cantidad de ruido y me alegre al ver que la fiesta aún no había acabado; la primera persona a la que vi fue a Alecc, que se encontraba cerca de la puerta bailando con una de sus tantas novias. Luego visualicé a Roger que se encontraba solo, sentado junto a las bebidas. Tomé un vaso con agua y me senté a su lado.
— ¡Hey Roger! ¿Te gustaría bailar un poco?
Él se encontraba mirando fijamente hacia el centro de la sala con una expresión nostálgica, probablemente observando a Ashley quien bailaba alegremente con otros amigos suyos del equipo de futbol. Le di unos cuantos toquecitos en el hombro y repetí la pregunta unas 3 veces, pero seguía ignorándome así que simplemente desistí; Roger y yo siempre habíamos sido buenos amigos y siempre sospeché que estaba enamorado de Ashley pero no imaginé que la indiferencia de ella dañaría mi amistad con él. Terminé mi bebida y me acerqué a hablar con algunos amigos, pero al igual que Roger me ignoraron.
Entré a la cocina y un rato después llego Ashley.
Entré a la cocina y un rato después llego Ashley.
— No imaginarías lo que vi. En el pasillo de arriba estaba Mike y Rose en una situación bastante “amigable”
Esperé unos minutos a que ella hiciera algún comentario como respuesta pero jamás lo hizo, así que proseguí.
— Oye Ash… ¿Estás enojada conmigo? Porqué sea lo que sea que hice antes, no fue intencional, estaba bajo los efectos de alcohol y la verdad ni siquie…
— Ashley ¿Susan aún no ha bajado? —preguntó Alecc desde la puerta de la cocina.
— Creo que no.
— ¿Hola? —Dije desconcertada— ¿Qué clase de broma es ésta?
— Iré a revisar como sigue; mientras, saca a esta gente de aquí.
Aún sin comprender qué estaba sucediendo salí de la cocina y seguí a Alecc escaleras arriba, gritándole como desquiciada y halando su camisa durante todo el camino pero él no parecía inmutarse.
Entró a la habitación de Ashley y se acercó a la cama, mientras yo me quedé parada detrás de él esperando que la tonta broma terminara o que por fin se dignara a darme una explicación; sin embargo sólo se quedo allí mirando con ternura la cama. Yo lo rodeé, pero nada me habría preparado para lo que estaba ahí. Lancé un grito desesperado y de repente todo se oscureció.
— ¡Susan! ¡Despierta!
— Ya, ya. Estoy despierta.
— ¿Te encuentras bien?
— Pues claro. ¿Qué podría sucederme? Solo estaba durmiendo Alecc.
— Y gritando como una chiflada —dijo el riendo.
— ¿En serio? Pues no recuerdo nada de eso.
— Genial por ti, pero todos se fueron espantados al escuchar tus gritos. Aunque ya quería que se marcharan así que gracias.
— No puedo creer que todos se hayan marchado.
Esperé unos minutos a que ella hiciera algún comentario como respuesta pero jamás lo hizo, así que proseguí.
— Oye Ash… ¿Estás enojada conmigo? Porqué sea lo que sea que hice antes, no fue intencional, estaba bajo los efectos de alcohol y la verdad ni siquie…
— Ashley ¿Susan aún no ha bajado? —preguntó Alecc desde la puerta de la cocina.
— Creo que no.
— ¿Hola? —Dije desconcertada— ¿Qué clase de broma es ésta?
— Iré a revisar como sigue; mientras, saca a esta gente de aquí.
Aún sin comprender qué estaba sucediendo salí de la cocina y seguí a Alecc escaleras arriba, gritándole como desquiciada y halando su camisa durante todo el camino pero él no parecía inmutarse.
Entró a la habitación de Ashley y se acercó a la cama, mientras yo me quedé parada detrás de él esperando que la tonta broma terminara o que por fin se dignara a darme una explicación; sin embargo sólo se quedo allí mirando con ternura la cama. Yo lo rodeé, pero nada me habría preparado para lo que estaba ahí. Lancé un grito desesperado y de repente todo se oscureció.
— ¡Susan! ¡Despierta!
— Ya, ya. Estoy despierta.
— ¿Te encuentras bien?
— Pues claro. ¿Qué podría sucederme? Solo estaba durmiendo Alecc.
— Y gritando como una chiflada —dijo el riendo.
— ¿En serio? Pues no recuerdo nada de eso.
— Genial por ti, pero todos se fueron espantados al escuchar tus gritos. Aunque ya quería que se marcharan así que gracias.
— No puedo creer que todos se hayan marchado.
En ese momento Ashley se asomo a la puerta con expresión preocupada y dijo
— Sue ¿Te encuentras bien? Me tenías preocupada.
— Si, gracias.
— Bueno, en ese caso, te tengo buenas noticias. Allá abajo un chico esta preguntando por ti.
— ¿Quién? — intervino Alecc de manera cortante, mientras Ash y yo nos mirábamos y sonreíamos de manera disimulada.
— Se llama Jake Mathew.
Jake mathew, el chico moreno y alto de la clase de francés, pensé mientras paseaba la mirada por la habitación, vacilando entre bajar o no. Aun era temprano así que ¿Qué más daba?
Al llegar a la sala de abajo me sorprendí al ver lo vacía que parecía la casa ahora, en una esquina estaba Mike, con unas chicas a quienes no reconocí y en otra estaba Jake con la mirada fija en mi. Sentí un escalofrío recorrer toda mi piel mientras me acercaba y escuchaba su seductora voz diciendo.
— Comment tu es belle ce soir*
Desconcertada y atónita por su comentario sentí como la sangre caliente subía rápida y violentamente a mis mejillas, mientras brotaba el rubor de mis pómulos blancos ahora sonrojados mirando el suelo respondí apenada luego de unos segundos
— Merci beaucoup*
— ¿Te gustaría un trago?
— Oh, porsup…
— ¡No! — Dijo Alec con una voz tan firme que me sorprendió — Sue lo siento pero ya no vas a probar una gota mas de alcohol por hoy, ya son casi las 5:00am... Lo mejor será que vuelvas a casa, no creo que tu madre este muy contenta.
— Si quieres yo podría llevarte hasta tu casa — Dijo Jake tendiéndome su mano
Dude si debía tomarla o no e imagine a mi madre sentada en el sofá de la sala esperándome con cara de pocos amigos, así que decidí tomar su mano a manera de afirmación pero justo antes de que pudiese tocarla Alecc bruscamente me tomo de la muñeca y exclamo de manera cortante.
— Ese es mi trabajo, amigo
Yo solo me deje llevar, pues su actitud me confundió bastante. Luego me dirigió a la puerta mientras yo hacia el intento de despedirme de Jake, quien lanzaba una mirada irritada hacia Alecc.
Tropecé con el gnomo del jardín mientras me dirigía a su nueva Range Rover Convertible y cuando estuve a punto de abrir la puerta una extraña imagen paso por mi mente, me vi a mi misma acostada gritando en la cama de Ashley mientras Alecc sacudía mi cuerpo intentando despertarme de un profundo sueño, lo cual me recordó el comentario que hizo en aquel instante. Cuando reaccione note que el había bajado el vidrio y se encontraba mirándome fijamente de manera insulsa y con voz arrogante dijo:
— ¿Vas a subir o esperas que Jake venga a hacerlo por ti?
Molesta por su comentario, abrí la puerta y al darme cuenta de la actitud tan sumisa que había adquirido en ese instante lance un bufido y la cerré de un golpe. Comencé a caminar sin fijarme hacia donde me dirigía, Alecc echo a andar su camioneta negra como la noche siguiéndome y me pregunto.
— ¿Se puede saber hacia donde te diriges?
Lo fulmine con la mirada y respondí.
— ¿Hacia donde crees que voy?
— Pues, a tu casa no.
Me pare en seco y lo mire confundida, el me miro molesto y dijo
— Da gracias a Dios que soy yo quien te esta llevando a tu casa, no se que seria de ti sin mi.
Voltee los ojos, sin mirarlo gire torpemente en sentido contrario al que iba y seguí caminando en dirección a mi casa. El dio la vuelta bruscamente con su camioneta y casi gritando dijo:
— Que tozuda eres, mujer tenias que ser.
En ese momento me percate de la poca delicadeza de Alecc y no pude creer el montón de chicas que lo perseguían. Freno de golpe y se bajo rápidamente acercándose a mi mientras yo apresuraba el paso ignorando sus actos, de un momento a otro Alecc apareció frente a mi y me cargo como un saco de papas sobre su hombro, comencé a golpear su espalda diciendo
— Bájame o gritare lo más fuerte que pueda
— ¿Y crees que me importaría? Hazlo, nadie te escuchara — Dijo de forma altanera.
Suspire y apretando los dientes dije:
— ¡Eres un idiota Alecc!
Regresamos al auto, me sentó en el asiento del copiloto, ajusto el cinturón alrededor de mi cintura y cerro la puerta de un golpe. Hizo rechinar los neumáticos contra el pavimento fuertemente y con el corazón en la garganta grite lo más fuerte que pude:
— ¡¿Que rayos sucede contigo Alecc?!
— No puedo creer que todavía lo preguntes — dijo el mientras comenzaba a relajarse.
En ese momento podría jurar que vi un pequeño brillo en sus ojos; sin embargo, supuse que solo era un rayo de luz del sol que comenzaba a aparecer en el horizonte reflejado en sus grandes ojos café, estaba tan exhausta que decidí dejar la pelea a un lado y me relaje sobre el asiento. Mientras miraba por la ventana un fugaz recuerdo invadió mi mente, aquel primer instante en que Ashley y Alecc hablaban sobre mí como si yo no estuviese presente, me gire rápidamente y pregunte:
— ¿Porque me ignoraban en la cocina? — El alzo una ceja y con la vista al frente pregunto:
— ¿En la cocina?
— Si, en la cocina. Cuando hablabas con Ashley sobre mí.
El freno el auto repentinamente, me miro y dijo.
— ¿De que se supone que estas hablando? — bramo el — ¿Quién te dijo eso?
— Yo lo vi con mis propios ojos.
— Sue, tu estabas dormida —murmuro Alecc.
Ahora era yo la que estaba desconcertada, mirándolo con los ojos abiertos como platos e insistí:
— De verdad, recuerdo que estaba detrás de ti.
— ¿Te volviste loca?
— Esto es serio Alecc, no estoy jugando.
— Como digas Sue — dijo sarcasticamente
En ese momento golpee su hombro y una chispa recorrió todo mi cuerpo, los recuerdos comenzaron a llegar rápidamente y me paralice por un segundo. Ahora estaba totalmente convencida de que algo extraño había sucedido esa noche.
Paso un momento de silencio y note que ya eran las seis de la mañana, en el reloj de el tablero, el auto seguía estacionado a una cuadra de mi casa y mire fijamente a Alecc esperando que avanzara, al hacerlo note el efecto que producía el sol sobre el, su perfilado rostro, se veía ahora un poco cansado; sus ojos café ahora tenían una tonalidad distinta; como una extraña mezcla de miel con chocolate y la forma en que sus mejillas enmarcaban sus labios que ahora esbozaban una media sonrisa me daba la impresión de que seguía sin creerme pero para asegurarme pregunte.
— ¿Que es tan gracioso?
— Lo salvaje que se ve tu cabello, parece la melena de un león pero roja.
Lo mire con cara de pocos amigos y dije:
— Cierra la boca y termina de llevarme a mi casa
Prólogo.
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Prólogo.
Nunca imaginé realmente el precio de la vida, o más importante aún, el precio del alma. Siempre estuve muy segura de estar feliz por vivir, pero ¿Es esto realmente vivir? Todo este tiempo he tomado mis propias decisiones y nunca dudé de ellas, no tuve arrepentimientos ni golpes de pecho, sin importar hacia donde me llevaran. Pero, jamás la elección había sido tan grande y necesaria. Elegir entre la vida y la muerte; un mundo u otro.
Aquí todo es tan intenso y tan simple a la vez. No hay límites, no hay muerte, solo vida. Y una existencia completa y sin interrupciones… Parece una decisión fácil. Podría serlo, al menos. Pero hay muchos hilos atándome a este mundo y no sé si sea capaz de cortarlos todos…
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